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martes, 28 de febrero de 2012

Poemas de Alberti (IV)

LO QUE DEJÉ POR TI
Dejé por ti mis bosques, mi perdida
arboleda, mis perros desvelados,
mis capitales años desterrados
hasta casi el invierno de la vida.

Dejé un temblor, dejé una sacudida,
un resplandor de fuegos no apagados,
dejé mi sombra en los desesperados
ojos sangrantes de la despedida.

Dejé palomas tristes junto a un río,
caballos sobre el sol de las arenas,
dejé de oler la mar, dejé de verte.

Dejé por ti todo lo que era mío.
Dame tú, Roma, a cambio de mis penas,
tanto como dejé para tenerte.

Comentario personal:
El poema habla de todo de todo lo que Alberti tubo que dejar en su vida por todos los lugares en lo que vivió y tuvo que exiliarse (Marsella, París, Roma, Buenos aires, etc...) y de lo mucho que le costaba separarse de su tierra a la que tantos poemas como este le dedicó.


Poemas de Alberti (III)

LA PALOMA


Se equivocó la paloma,
se equivocaba.
Por ir al norte fue al sur,
creyó que el trigo era el agua.
Creyó que el mar era el cielo
que la noche la mañana.
Que las estrellas rocío,
que la calor la nevada.
Que tu falda era tu blusa,
que tu corazón su casa.
(Ella se durmió en la orilla,
tú en la cumbre de una rama.)




Comentario personal: 
El poema está sacado de su libro Entre el clavel y la espada y habla de una paloma que se equivoca constantemente, que confunde cosas, que tiene una mala interpretación de la realidad. Puede ser una especie de metáfora en la que Alberti admite sus errores. Y cuando dice que la paloma creyó que "tu corazón era su casa" puede que se refiera a que él creyó que una mujer le amaba cuando no era así.

lunes, 13 de febrero de 2012

Poemas de Alberti (II)

CUBA DENTRO DE UN PIANO


Cuando mi madre llevaba un sorbete de fresa por sombrero
y el humo de los barcos aun era humo de habanero.
Mulata vuelta bajera.
Cádiz se adormecía entre fandangos y habaneras
y un lorito al piano quería hacer de tenor.
Dime dónde está la flor que el hombre tanto venera.
Mi tío Antonio volvía con su aire de insurrecto.
La Cabaña y el Príncipe sonaban por los patios del Puerto.
(Ya no brilla la Perla azul del mar de las Antillas.
Ya se apagó, se nos ha muerto).
Me encontré con la bella Trinidad.
Cuba se había perdido y ahora era verdad.
Era verdad, no era mentira.
Un cañonero huido llegó cantándolo en guajiras.
La Habana ya se perdió. Tuvo la culpa el
dinero...
Calló, cayó el cañonero.
Pero después, pero ¡ah! después...
fue cuando al SÍ lo hicieron YES.


 


Comentario personal:
El poema nos habla de la pérdida de Cuba y de todo lo que supuso y de como se vivió ese acontecimeinto en su ciudad, en Cádiz. Hace una crítica a los americanos, diciendo que han acabado con cuba por eso que Alberti tanto critica, el dinero. 

Poemas de Rafael Alberti (I)

SUEÑO DEL MARINERO



Yo, marinero en la ribera mía,
posada sobre un cano y dulce río
que da su brazo a un mar de Andalucía,
sueño en ser almirante de navío,
para partir el lomo de los mares
al sol ardiente y a la luna fría.
¡Oh los yelos del sur! ¡Oh las polares
islas del norte! ¡Blanca primavera,
desnuda y yerta sobre los glaciares,
cuerpo de roca y alma de vidriera!
¡Oh estío tropical, rojo, abrasado,
bajo el plumero azul de la palmera!
Mi sueño, por el mar condecorado,
va sobre su bajel, firme, seguro,
de una verde sirena enamorado,
concha del agua allá en su seno oscuro.
¡Arrójame a las ondas, marinero:
-Sirenita del mar, yo te conjuro!
Sal de tu gruta, que adorarte quiero,
sal de tu gruta, virgen sembradora,
a sembrarme en el pecho tu lucero.
Ya está flotando el cuerpo de la aurora
en la bandeja azul del océano
y la cara del cielo se colora
de carmín. Deja el vidrio de tu mano
disuelto en la alba urna de mi frente,
alga de nácar, cantadora en vano
bajo el vergel azul de la corriente.
¡Gélidos desposorios submarinos,
con el ángel barquero del relente
y la luna del agua por padrinos!
El mar, la tierra, el aire, mi sirena,
surcaré atado a los cabellos finos
y verdes de tu álgida melena.
Mis gallardetes blancos enarbola,
¡oh marinero!, ante la aurora llena
¡y ruede por el mar tu caracola!

                                        


Comentario personal:
Este poema pertenece al  libro Marinero en tierra, publicado en 1924. Alberti habla de que sueña con ser marinero, vivir todas las experiencias que esta profesión conlleva, sueña con encontrar a una sirena, que eran las mujeres que seducían a los marineros. Quiere que su vida entera gire en torno al mar.